Las señales de Jacob

Las señales de Jacob

Por Rav Kook

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

Signos Ancestrales

Durante su estancia en el desierto del Sinaí, el pueblo israelita recibió instrucciones de acampar según la tribu:

“Los israelitas acamparán con cada persona cerca del estandarte que lleva las señales de su familia paterna”.                                                                                                                                                                                                     (Números 2:2)

¿Cuáles eran estos signos ancestrales?

El Midrash (Bamidbar Rabbah 2:8) explica que este despliegue de doce tribus alrededor del Tabernáculo era de hecho una tradición familiar de 200 años. Ya anteriormente, el pueblo israelita había marchado por el desierto desde Egipto hasta la Tierra de Israel. Esto sucedió cuando Jacob murió en Egipto. Cada uno de los doce hijos de Jacob ocupó su lugar alrededor del ataúd, mientras llevaban a su padre al entierro en Hebrón. Antes de su muerte, Jacob informó a sus hijos dónde se pararía cada uno alrededor de su ataúd. El arreglo que estableció Jacob fueron las “señales de la familia paterna” que luego determinarían la posición de cada tribu alrededor del Tabernáculo mientras viajaban por el desierto.

¿Por qué las tribus necesitaban campamentos separados? ¿No traería un campo integrado una mayor unidad nacional? ¿Y por qué fue Jacob quien determinó las formaciones tribales en el desierto?

Jacob y Moisés

Encontramos que la Torá está asociada tanto con Jacob como con Moisés, como dice (Deut. 33:4), “Moisés nos prescribió la Torá, una herencia de la congregación de Jacob”. Sin embargo, la relación de estas dos grandes personalidades con la Torá no era idéntica. El Zohar afirma que la conexión de Jacob con la Torá fue “desde afuera”, mientras que la conexión de Moisés fue “desde adentro”. ¿Qué quiere decir esto?

En cualquier campo de estudio, hay dos formas en la que el estudiante se conecta con el contenido de la materia. En primer lugar, está el interés y la aptitud innatos del estudiante para ese tema en particular. Y, en segundo lugar, está el vínculo que se crea a través del estudio de la materia.

Así también, nuestra relación con la Torá contiene dos aspectos. El primero es una disposición e inclinación innatas para asumir el yugo del estudio de la Torá. Heredamos esta disposición a aceptar la Torá de Jacob: “una herencia de la congregación de Jacob”. A través de su profunda santidad, Jacob pudo transmitir a sus descendientes una receptividad natural a la Torá.

Esta cualidad del alma es como el mango de una olla, lo que nos permite comprender mejor la Torá. Pero cuando se compara con la Torá misma, la predisposición del alma hacia la Torá es como una prenda exterior. Por lo tanto, el Zohar se refiere a nuestra herencia espiritual de Jacob como algo externo, “desde afuera”.

Moisés, por otro lado, ejemplifica una conexión con la Torá misma. La Torá es llamada la “Torá de Moisés” (Malaquías 3:22). En la formulación del Zohar, la conexión a través de Moisés es interna, “desde adentro”.

Uniformidad y Pluralidad

La Torá misma está unificada. “Una sola Torá y una sola ley tendréis para vosotros” (Núm. 15:16). Dentro de la Torá misma, no hay divisiones, no hay lugar para caminos divergentes. La Torá refleja el alma interior, la cual es indivisible. Por lo tanto, en el centro del campamento en el desierto, había una sola Tienda de Comunión, un punto focal para las instrucciones de Dios a Su pueblo.

La receptividad natural del alma a la Torá, por otro lado, es una función del carácter individual y los rasgos de personalidad. Aquí existen numerosos caminos. En estos aspectos externos, en las formas en que elegimos acercarnos a la Torá y cumplir sus mitzvot, en las kavanot y las intenciones en las que enfocamos nuestras mentes, es natural que haya diversidad.

Cuando los doce hijos de Jacob trajeron a su padre de regreso a la Tierra de Israel, cada hijo encontró su propio lugar alrededor del ataúd. Cada hijo se posicionó de acuerdo a la disposición natural de su alma. La santidad de Jacob imprimió en cada uno de sus hijos una conexión especial con la Torá según su naturaleza individual. Esa sagrada procesión determinó el arreglo futuro de las tribus de Israel, mientras marchaban hacia el Monte Sinaí para recibir la Torá. Cada tribu tenía su propia bandera especial y un lugar único dentro del campamento de Israel.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s