La Libertad de ser

Por Daniel Betech

La Fiesta de Pesaj

La fiesta de PESAJ es la representación de la libertad en el judaísmo, pero ¿qué es la libertad en una religión que a simple vista nos impone reglamentos y prohibiciones de manera constante, que lejos de darnos libertad para hacer lo que cada uno quiera o permitir buscar los placeres que busca nos limita de ellos?. Para esto vamos primero a analizar el tema desde donde nos encontramos, una época donde la libertad es tal vez un concepto que lo damos por hecho, a veces sobrevaluada y tal vez no tenemos claro ni lo que quiere decir realmente ser libre.

Entonces veamos, ¿se podría llamar libre a una sociedad donde estamos influenciados a cada minuto por bombardeos de publicidad inmediata y contenido en nuestros dispositivos o nuestras calles durante prácticamente todo el día; donde nuestras decisiones son manipuladas por Gobiernos, Empresas, Medios o Redes sociales? Para entender esto mejor, debemos enfocarnos en qué es la libertad, si realmente somos libres o si a pesar de lo que cualquiera cree comúnmente, realmente queremos ser libres.

¿Qué es la libertad?

Tal vez, siempre que platiquemos con alguien sobre qué es la libertad, la primera reacción sea “es mi derecho a hacer lo que yo quiera” En ese momento, si analizamos con él a fondo su respuesta tal vez les preguntemos, si cada quien hace lo que quiere, es casi imposible que una sociedad funcione porque no siempre lo que uno quiere es lo mejor para el otro o para la misma sociedad, entonces seguramente la siguiente frase sería “la libertad es mi derecho a hacer lo que yo quiero mientras no haga daño a los demás”. Puede ser que sea correcto, pero aún debemos cuestionarnos si realmente eso existe, y aún si es así, no siempre a la persona le conviene simplemente hacer lo que quiere!

Entonces, de qué se trata la libertad, Erich Fromm sobreviviente de la Shoa en su obra El miedo a la libertad donde intenta explicar la psicología de los nazis, argumenta que algunos decidieron seguir a sus líderes a pesar de que sus valores, aunque por muchos años anteriores, ellos mismos no concordaban con esa forma de pensar, mucho menos con actuar en base a esa filosofía de odio, pero sólo por el hecho de que el líder lo decía cambiaban de opinión o de forma de actuar; no querían ser libres de pensar o actuar diferente, primero por las consecuencias que esto puede provocar, y segundo por la responsabilidad que esto conlleva. Pero no solo eso, si no también por simplemente seguir lo que la autoridad dice y no tener responsabilidad por tus propios hechos. En otras palabras, “por miedo a la libertad”. Por eso (posiblemente inconsciente) decidieron rechazar el derecho a elegir lo que ellos quieren hacer. Stanley Milgramm llevó esta idea más allá por medio de experimentos en los que a un grupo de voluntarios les solicitaban que pasran pequeñas descargas eléctricas (con un aparato) a sus compañeros quienes en verdad eran actores y no recibían la descarga, mientras quien dirigía el experimento les pedía que subieran la intensidad de la descarga ellos lo hacían independiente a si el actor pedía que ya parara aunque este dijera que le estaba lastimando, ellos sentían que estaban haciendo lo correcto porque le hacían caso a la autoridad, y era ella quien les decía que aumentaran la intensidad. Por lo tanto, estaba justificado, los voluntarios no decían NO ya lo estoy lastimando. Según algunos expertos, esto es porque cuando creen que es lo que tienen que hacer porque la autoridad lo dice, entonces lo deben de hacer. No importaba si no estaban de acuerdo, si no se sienten cómodos en lastimar a otro, no importa si lo que la autoridad les pide que hagan entra en conflicto con su conciencia personal simplemente parecería que estaban justificados.


Ahora bien ¿si de manera inconsciente no queremos ser libres entonces, ¿por qué todos creemos tener tan claro que si? La respuesta tiene que ver no solo con el cómo vemos la libertad sino con el qué es realmente la libertad y si es mejor para el mundo que exista. Tal vez estamos frente a una utopía que no debemos perseguir. Para esto tenemos que conocer que hay dos tipos de libertad, una es la libertad individual y la otra la libertad social.

Libertad social

En Francia durante el movimiento que provocó la emancipación hubo un gran pensador llamado Jean Jaques Rousseau. Él creía que la sociedad debería tener un gobierno que ponga las reglas de la libertad, creía que por medio de leyes y reglas se podía construir desde cero una política donde el pueblo se rija de forma libre. Sin embargo, hubo pensadores ingleses como John Locke y David Hume, quienes creyeron que una sociedad solo puede ser libre de manera orgánica, tal como lo dice Friedich Hayek en su libro La Constitución de la libertad. Para Firedich los ingleses estaban en lo correcto, no podemos regular una sociedad que no sabemos cómo va pensar en el futuro, sus futuros ideales o los nuevos retos que nos depara. Pero entonces, ¿podría una persona buscar la libertad como sociedad? Para él la respuesta es no, no por medio de una política o reglas que la traten de regular. Para él, la única forma de lograrlo es permitiendo que se fortalezca la libertad individual, y entonces habrá prueba y error, así encontraremos una sociedad libre caracterizada por la libertad de sus individuos. Según esta teoría los riesgos que puede encontrar la sociedad en el camino a la libertad pueden ser grandes y poco controlables porque el límite de la libertad de unos puede ser el mayor daño a otros. Durante su argumento Friedrich insiste que para lograr la prosperidad como sociedad se requiere la libertad individual, ahora vamos a enfocarnos para ver de qué se trata esta libertad.

Libertad individual

Es el filósofo Ishaia Berlín quien habla de “los dos conceptos de libertad” en su libro que lleva exactamente este mismo título’. Para él hay una libertad donde nadie impida mis decisiones y otra libertad donde se es dueño de uno mismo; son dos conceptos de libertad diferentes. A uno le llama libertad negativa y a la otra libertad positiva. Libertad negativa es la libertad de actuar sin ser obstaculizado por otros, mientras que la positiva se trata de la autonomía y la autorrealización, es decir no sólo se trata de no ser obstaculizado si no que tiene la capacidad y el entendimiento de ejercer su libertad, de buscar “ser libre para algo”. No está claro si el mismo Berlín creía que esto es algo realmente posible; tal vez para él hay un único modelo de libertad donde se puede lograr, y es que la libertad negativa en la que nadie te prive de tu libertad, es un concepto que no forzosamente está ligado a la libertad positiva.

Libertad en el judaísmo

En diversas ocasiones la Torah habla de que fuimos esclavos en Egipto y Dios nos libero, ¿qué libertad nos dio? Sin lugar a duda, hubo una libertad física. Como pueblo fuimos esclavos en Egipto de manera física pudiéndose decir que es similar a cuando hubo guerra fría en tiempos de Lincoln en Estados Unidos y se terminó la esclavitud, solo que a unos niveles de esclavitud más agresivos, en los cuales los derechos humanos no tenían ningún tipo de influencia, no existían de forma institucional mucho menos de forma moral.


Pero salimos de ahí y entramos en una nueva etapa donde nos privan con nuevas reglas, donde nos volvemos dependientes un estricto reglamento y estilo de vida, donde nos abstenemos de placeres, de comodidad, entre otras cosas e incluso en ocasiones hasta de oportunidades económicas y sociales. Entonces, ¿en qué somos libres? ¿Por qué cantamos todos los años en la noche de PESAJ que fuimos esclavos y ahora ya somos libres?


La respuesta, aunque parece sencilla, es uno de los conceptos más profundos del Judaísmo. La Torah como instructivo, no es un reglamento si no una forma de vida que resuelve el tema de la libertad tanto individual como la libertad como nación (libertad social). Esta libertad que nos da el judaísmo además de ayudarnos a llegar a la autorrealización lo hace de una manera estructurada, sin prueba y error como pensaban los autores ingleses como Locke o Hume, ni con un reglamento falible como lo intentó Rousseau, si no con una estructura divina que nos da el camino a esta autorrealización individual y al mismo tiempo creando una nación que no depende de tierra ni ejércitos. Se trata de un pueblo que ha logrado subsistir en el exilio sin perder su esencia como nación viviendo dentro de otras naciones. Esto nos ayudó a encontrar la libertad interna como sociedad aún en los momentos más difíciles de nuestra existencia.

La esencia de PESAJ es el concepto de festejar una libertad donde somos libres de autorrealizarnos como judíos, como personas, ser libres de elegir el camino correcto, libres de apegarnos a nuestro Creador en cualquier momento que nosotros lo queramos sin que nada ni nadie lo pueda impedir o obstaculizar.


Se trata de una libertad individual que funciona de manera perfecta en una sociedad que siempre estará unida por su sentido y propósito enmarcado por la tradición y sus leyes; leyes que nos hacen libres de las influencias sociales, libres de las decisiones de los demás, libres al mismo tiempo que responsables de dejar un mundo mejor para nosotros mismos y nuestra sociedad, “una libertad de ser” que trata de ser la mejor versión de nosotros mismos.

Según tomado de, https://diariojudio.com/opinion/pesaj-la-libertad-de-ser/390829/

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