Los fundamentos de la realeza
“…y las vecinas le pusieron un nombre, diciendo: ¡Le ha nacido un hijo a Noemí! Lo llamaron Oved; él fue el padre de Yishai, padre de David”. (Rut 4:17)
Por el rabino Tuly Weisz
Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR
Según el sabio talmúdico Rabino Zeira, el Libro de Rut se incluyó en las escrituras hebreas para “enseñarnos la grandeza de la recompensa por los actos de bondad amorosa”. Sin embargo, hay otra opinión que explica la necesidad de este libro. Según el Zohar Chadash, el Libro de Rut fue escrito para presentar el linaje del Rey David. Esto está respaldado por el hecho de que el libro concluye con la genealogía del rey David (Rut 4:16-22).
Otros personajes importantes de la Biblia, como Abraham, Moisés y Samuel, se presentan con una genealogía, pero la genealogía del rey David se presenta con las palabras v’eileh toldot, “Estas son las generaciones de” (Rut 4:18). Si bien esta frase se usa comúnmente en el Libro de Génesis, solo aparece dos veces en el resto de la Biblia.
¿Qué tiene de especial la genealogía del rey David que se introduce con estas palabras?
La genealogía del rey David es más que simplemente la historia del origen de un rey en particular. ¡La genealogía en el Libro de Rut proporciona los orígenes de la misma institución de la monarquía judía! Es por eso que el linaje se introduce con la frase v’eileh toldot. La primera vez que se usa fuera del Libro de Génesis es en Números 3, donde introduce la genealogía sacerdotal. La segunda vez está aquí, al final del Libro de Rut, donde introduce la genealogía real. Estas dos genealogías son las únicas dos ocasiones en que una familia es seleccionada para un papel específico para liderar la nación y, por lo tanto, se presentan con la misma frase.
Hay un debate bien conocido sobre el enfoque de la Biblia a la monarquía. Por un lado, cuando el pueblo israelita pide un rey en el Libro de Samuel, Samuel se enfada mucho. Dios parece estar de acuerdo con él en que la petición es inapropiada, y le dice a Samuel que al pedir un rey están rechazando a Dios (I Samuel 8:4-9).
Sin embargo, en Deuteronomio la Biblia parece permitir, y algunos dicen incluso ordenar, que el pueblo judío nombre un rey (Deuteronomio 17:14-20). De hecho, al principio de la Biblia vemos que Dios considera la monarquía una bendición. Dios le promete a Abraham que sus descendientes serán reyes: “y de ti saldrán reyes” (Génesis 17:6). Él hace una promesa similar a Jacob: “Reyes saldrán de tus lomos” (Génesis 35:11).
Los comentaristas explican que la legitimidad de un monarca depende de la motivación del pueblo para nombrar al rey. El problema en el Libro de Samuel era que el pueblo exigía un rey para “gobernarnos como a todas las demás naciones”. Dado que su motivación era ser como las otras naciones, la solicitud fue inapropiada. Sin embargo, si el propósito de nombrar al rey es mantener al pueblo en el camino de Dios, entonces tal rey no solo es legítimo sino beneficioso.
A lo largo de la Biblia, sin embargo encontramos malestar con la monarquía. Por un lado, es necesario mantener el orden, idea que está claramente expresada en el Libro de los Jueces: “En aquellos días no había rey en Israel; cada cual hizo lo que quiso” (Jueces 17:6, 21:25). También se necesita un rey para promover el propósito nacional del pueblo judío: lograr un reconocimiento universal de lo Divino y difundir este reconocimiento por todo el mundo. Para tener éxito en esta misión se requiere un gobierno fuerte y estable.
Por otro lado, vemos a lo largo de la Biblia que la monarquía está plagada de desafíos y que concentrar el poder del reino en manos de un individuo tiene el potencial de corromper. De hecho, ¡no hubo ni un solo rey justo entre todos los reyes del norte de Israel! Esta es la razón por lo cual la Biblia impone restricciones al rey, las que están destinadas a servir como un sistema de frenos y contrapesos para mantener al rey en el camino correcto y evitar que abuse de su poder.
El Libro de Rut proporciona una solución y un marco adecuado para la institución de la monarquía. Como hemos mostrado anteriormente, Ruth sirve como un ejemplo extremo de bondad y desinterés. A través de sus acciones, modela el tipo de comportamiento que se espera de un rey de Israel. Con este “ADN de bondad” en su composición genética, los reyes que descienden de la línea davídica tienen la oportunidad de superar los desafíos y las tentaciones que acompañan al poder absoluto. Tienen la capacidad de dejar de lado sus propios egos para velar por el bien de sus súbditos y de su país, y de guiar a la gente en su misión divina de traer la piedad y la moralidad al mundo.
Con este entendimiento, podemos reconciliar las dos razones dadas por las cuales el Libro de Rut fue registrado en la Biblia. Fue escrito para enseñar la importancia de la bondad, como afirma el rabino Zeira, y específicamente el tipo de bondad que fue esencial para crear y sostener la dinastía davídica.
¡Que pronto veamos el regreso del linaje de David, la redención de Israel y del mundo entero!