¿Serían aceptables hoy los sacrificios rituales?

¿Serían aceptables hoy los sacrificios rituales?

Por Jeremy Rosen

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

En esta época del año, las lecturas de la Torá tienen que ver con los sacrificios. Debo confesar que la idea de matar animales no me llena de gran entusiasmo. Tampoco, a medida que nos acercamos a Pesaj, me hubiera emocionado unirme a miles de personas que traían sus corderos pascuales para ser sacrificados en los patios del templo.

Varias religiones actualmente de moda todavía parecen estar interesadas en los sacrificios. Típicamente, somos hipócritas. Ocultamos las horribles escenas de carnicería de lo que son nuestros mataderos modernos y nos aseguramos que solo veamos trozos desinfectados de proteína. No vemos granjas industriales, diminutas jaulas de metal o caparazones de hormigón que esconden enormes sufrimientos para satisfacer nuestros deseos, ni somos testigos de las crueles agonías del transporte, el terror y los aguijones que conducen al momento de la muerte.

A su favor, las prácticas ceremoniales del Templo eran menos aterradoras. Como ha demostrado Templo Grandin, los animales arreados y forzados a las cámaras de matanza sufren más que aquellos que son guiados suavemente hacia su destino. Los animales en el Templo fueron conducidos a través de diferentes cámaras y patios en una atmósfera de dignidad ceremonial por solícitos equipos de sacerdotes que impusieron sus manos sobre los animales y los calmaron para asegurarse de que no hubiera pánico o lucha que pudiera invalidar el ritual. El aire estaba cargado de incienso, olores dulces y música para enmascarar cualquier perturbadora invasión de los sentidos.

Después que el sistema de sacrificios concluyó con la destrucción del Templo en el año 70 EC, el Cristianismo desarrolló la idea de un sacrificio humano simbólico para reemplazar a los animales. Jesús se convirtió tanto en el Cordero de Dios como en el chivo expiatorio del Día de la Expiación. Los judíos no aceptamos la idea de una expiación humana por nuestros pecados. Dependía de nosotros individualmente establecer esa relación con Dios. Mantuvimos la mención de los sacrificios en nuestras oraciones y tradición como un sistema histórico y teórico para estudiarlo, para ver qué podía aprenderse de los detalles y el simbolismo. Un sacrificio en español significa renunciar a algo. En hebreo, la palabra Korban significa acercarse.

En nuestro exilio, privado de derechos, el Templo se convirtió en un emblema de nuestro pasado perdido y de nuestra independencia. Nuestra liturgia añoraba con nostalgia los días de antaño. Y así surgieron diferentes respuestas. Algunos lo toman literalmente y otros simbólicamente. Los místicos, se centraron en los ceremoniales sacerdotales y trataron de imitar su estilo de vida exclusivo y elevado. Los filósofos, propusieron explicaciones del por qué un sistema podía ser parte del plan Divino en un momento dado y no en otro.

“La costumbre en esos días generalmente era sacrificar animales. Él no nos ordenó que abandonáramos estas formas de servicio. En aquellos días hubiera causado la misma impresión que si un profeta llamase ahora para no orar a Dios o ayunar o buscar Su ayuda. El servicio sacrificial no es el objeto principal, mientras que las súplicas, las oraciones y otros actos de adoración similares sí lo son”, escribió Maimónides en su “Guía de los perplejos” (capítulo 32).

La gran autoridad medieval conocida como Ritva, Yom Tov de Sevilla (1260-1330) en “Sefer Zikaron” a Vayikra dijo que si las que las personas que encuentran inaceptables los sacrificios de animales, no pueden ser reintroducidos.

Sin embargo, nuestro mundo ortodoxo actual se encuentra en tal estado de rechazo consciente de las ideas intelectuales occidentales, que es casi inconcebible sugerir que cuando llegue Elías, es posible que no insista en reinstituir los sacrificios de animales como sugiere el Talmud. Creo que tendrá un problema mucho mayor al tener que decidir quiénes serán los sacerdotes jasídicos que estarán a cargo.

Todo lo ceremonial es un medio para un fin. El fin es ser mejor, más solidario y más espiritual. Como nos dice Jeremías 7:22, Dios prefiere a los buenos seres humanos que escuchan los mandamientos de Dios “más que a los sacrificios”.

El autor es rabino y escritor, actualmente radicado en Nueva York.

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