Comprender el Sinaí: el principio de incertidumbre teológica

Comprender el Sinaí: el principio de incertidumbre teológica

Si dejamos de lado nuestras reconstrucciones nostálgicas e idealizadas del pasado, podemos participar en el presente cambiante con todas sus posibilidades y sorpresas.

Por Rabbi Herzl Hefter

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

La era posmoderna en la que vivimos plantea desafíos sin precedentes a los cimientos sobre los que se asienta la fe tradicional. Deseo presentar una comprensión de la Revelación en el Sinaí que nos ayudará a enfrentar el desafío.

Aquellos de nosotros que recibimos una educación religiosa conservadora (minúscula “c”) nos nutrimos de las certezas de la tradición judía como se resume en las palabras iniciales de Maimónides en su Mishneh Torah:

              Es el fundamento de los fundamentos y el pilar de toda sabiduría saber que hay algo [a saber, Dios] que existió      antes que cualquier otra cosa…

El desafío único que plantea la posmodernidad a la fe tradicional no se refiere a artículos de fe particulares tales como, la existencia de Dios o el origen divino de la Torá. El posmodernismo no socava tanto lo que creemos, sino cómo creemos. Estamos acostumbrados a pensar que nuestras creencias centrales, derivadas del corpus de la tradición, apuntan de manera clara a verdades metafísicas objetivas. Esto es lo que quiero decir con el cómo creemos. La posmodernidad está reñida con esta forma de creer. Se considera que los sistemas de creencias son productos de la civilización particular que los generó. Sería el pecado capital de la posmodernidad insistir en la superioridad absoluta del sistema de creencias de una civilización sobre otra.

De hecho, la posmodernidad es hostil hacia cualquier sistema totalizador de creencias o método interpretativo. Nietzsche desacreditó el deseo humano de construir sistemas.

              La voluntad de un sistema: (en un filósofo, moralmente hablando), una sutil corrupción, una enfermedad del            carácter; moralmente hablando, su voluntad de parecer más estúpido de lo que es… No soy lo suficientemente              intolerante para un sistema, y ​​ni siquiera para mi sistema”. (Ver Kaufmann, Nietzsche p. 80)

El filósofo francés posmoderno Jean Francois Lyotard lo expresó de esta manera: “Simplificando al extremo, defino lo posmoderno como la incredulidad hacia las meta-narrativas”. Por meta-narrativas Lyotard entendía narrativas totalizadoras como la redención de la humanidad en el cristianismo, la utopía de Marx o el triunfo de la ciencia. Esta actitud se aplica igualmente a las narraciones de la Torá, junto con nuestro sistema halájico que exige un comportamiento normativo.

Las ramificaciones de las cosmovisiones en conflicto son muy significativas para los miembros de la comunidad ortodoxa moderna. Por un lado, respetamos el derecho del otro a sus creencias, aunque difieran fundamentalmente de las nuestras. Adoptamos valores democráticos occidentales básicos como la igualdad de todas las razas y entre los sexos. Por otro lado, en nuestra vida religiosa, nos aferramos tenazmente a la verdad absoluta de nuestra propia meta narrativa. Vivimos la existencia bifurcada defendida por el maskil ruso de mediados del siglo XIX, Judah Leib Gordon, como el ideal de Haskalah: “Sé un judío en tu casa y un hombre fuera de ella”.

El llamado de J.L. Gordon para divorciar nuestro judaísmo de nuestra humanidad tiene consecuencias graves, si no trágicas, para ambos. Su enfoque engendra el fenómeno psicológico de la disonancia cognitiva, el estado mental resultante del conflicto entre las creencias establecidas y la forma de vida. Este estado de cosas provoca sufrimiento psíquico y es insostenible a largo plazo. Si nos aventuramos a contemplar nuestra situación, estamos insatisfechos con nuestra vida religiosa. Nuestros hijos lo sienten y se ha vuelto cada vez más difícil transmitir nuestra tradición a la próxima generación.

Propongo un enfoque alternativo, al que me refiero como el Principio de Incertidumbre Teológica, que nos permite comprometernos con un mundo que cuestiona la existencia de verdades objetivas, desconfía de la autoridad y es escéptico de todos los sistemas de creencias, mientras que al mismo tiempo construye un marco para la creencia y la práctica que es auténtica e intelectualmente honesta.

El principio de incertidumbre teológica

“El Principio de Incertidumbre Teológica” surge de las enseñanzas del rabino Mordechai Yosef Leiner de Izbica (1800-1854). Consideremos el siguiente comentario ofrecido en su obra, Mei HaShiloah sobre Parashat Yitro:

              Yo (Anokhi) soy el Señor tu Dios.” El versículo no dice “Ani”, pues si dijera “Ani” eso implicaría que el Santo Bendito Sea reveló entonces la totalidad de Su luz a Israel, excluyendo la posibilidad de profundizar más en sus         palabras, pues todo ya estaría revelado. Sin embargo, la letra “khaph” (de Anokhi) denota que la revelación no              está completa, sino simplemente una estimación y comparación con la luz que Dios revelará en el futuro”. [R.     Mordechai Yosef se refiere al fenómeno gramatical hebreo llamado Khaph ha dimayon, el khaph de               comparación o aproximación.]

Según R. Mordechai Yosef, entonces, la revelación en el Sinaí, el paradigma de todas las revelaciones posteriores, debe abordarse con gran humildad y comprenderse como una imagen parcial e incompleta de lo divino, simplemente como una aproximación de la verdad divina.

Este entendimiento está en desacuerdo con la creencia tradicionalmente sostenida de que la revelación en el Sinaí fue perfecta, que la Torá, y cómo generalmente la interpretamos, se transmitió más o menos completa de Moisés a los Ancianos de Israel y así sucesivamente, y que los judíos posteriores en la historia harán un esfuerzo por recuperar la claridad de ese momento prístino e íntimo con Dios. El Mei HaShiloah no solo contradice este enfoque, sino que llega a afirmar que insistir en una revelación perfectamente clara equivale a idolatría.

              “La razón por la cual el Mandamiento de Tú no te harás una imagen tallada [sigue el mandamiento de anokhi]…         es porque una imagen tallada se corta de acuerdo con dimensiones específicas, perfecta, sin nada… esto es para         enseñarnos que nada se revela al hombre por completo.”

La comprensión total de lo Divino no deja lugar para el desarrollo humano y es una distorsión de la revelación. Las profundidades de la realidad divina y de la voluntad divina son infinitas, y necesariamente deben desplegarse en el tiempo. La percepción de la revelación en el Sinaí como una completa, resulta ser solo una proyección de nosotros mismos. Estaríamos creando a Dios a nuestra imagen.

Las ramificaciones de este enfoque alternativo son monumentales tanto en el plano de la meta-narrativa como en el plano individual-religioso. A nivel meta-narrativo, R. Mordechai Yosef nos enseña que un sistema con pretensiones de explicar todo en los términos más ciertos debe ser ingenuo e ignorante del mundo complejo y en constante cambio en el que vivimos. Nuestra meta-narrativa debe encarnar un principio diametralmente opuesto a la naturaleza misma de las meta-narrativas: la incertidumbre. El Principio de Incertidumbre Teológica ofrece una tradición judía menos caracterizada por el compromiso con una memoria nostálgica e idealizada del pasado y no obsesionada con reconstruir épocas de perfección percibida y con mayor autoridad, sino más bien comprometida con el presente en constante cambio con sus infinitas posibilidades y sorpresas.

En el plano individual-religioso, antes de este enfoque, generalmente equiparábamos la certeza y la fe firme como más “religiosas”. De hecho, el “Principio de Incertidumbre Teológica” afirma que es exactamente lo contrario. La incertidumbre es una parte esencial de la topografía espiritual creada por Dios que habitamos. El conocimiento no requiere Fe. La fe sólo puede existir donde reina la incertidumbre. Los obstáculos que superamos y la vida que vivimos en el paisaje de la incertidumbre es espiritualmente edificante; es precisamente aquí que nos desarrollamos como seres humanos religiosos devotos.

El Principio de Incertidumbre Teológica proporciona una apertura para la auténtica humildad y una fe más profunda en Dios.

Un Corazón: El Mensaje de Shavuot

Un Corazón: El Mensaje de Shavuot

Por Rabino Simon Jacobson

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

“En el tercer mes siguiente a la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto; ese mismo día llegaron al desierto de Sinaí… Y allí acampó Israel frente a la montaña”. (Éxodo 19:1-2)

“En todos sus otros campamentos, el verso dice vayachanu (“y acamparon”, en plural); aquí dice vayichan (“y acampó”, en singular). Porque todos los demás campamentos estaban en discusión y disidencia, mientras que aquí acamparon como un solo ser humano, con un solo corazón”.  (Mechilta, Rashi)

Muchos pensadores argumentan que nuestra comprensión del universo ha evolucionado de una visión pluralista a una visión singular. Anteriormente en la historia, nuestra llamada perspectiva primitiva midió el universo con los sentidos desnudos, lo que resultó en la percepción de que el mundo estaba compuesto de muchas partes diferentes, gobernadas por diversas fuerzas.

Hoy, sin embargo, hemos desarrollado una apreciación mucho más sofisticada del universo como un todo unificado. La multitud de sistemas y organismos son parte de una sola entidad y las innumerables personalidades de la naturaleza caen bajo varias leyes unificadoras que gobiernan toda la existencia. Y la búsqueda de la única “teoría del campo unificado”, que explicará todos los fenómenos, sigue siendo el logro científico definitivo.

¿Cuándo exactamente cambió esta percepción? ¿Cuándo comenzó la humanidad a ver, experimentar, el universo como una entidad unificada, en lugar de un compuesto de miríadas de piezas?

Según la Torá, sucedió hoy hace más de 3300 años, cuando la nación de Israel acampó frente al monte Sinaí.

¿Qué poder tenía el Sinaí que unió al pueblo cuando “acamparon frente a la montaña”?

El Midrash explica que en el Sinaí tuvo lugar una experiencia sin precedentes que cambiaría el curso de toda la historia. Hasta ese punto lo que estaba “arriba” no descendía “abajo” y lo que estaba “abajo” no subía “arriba”. Lo espiritual y lo sublime se divorció de lo material y lo mundano. Espíritu y materia eran dos fuerzas que no podían unirse. Obviamente, incluso antes del Sinaí, la materia y la energía eran esencialmente una (E=MC2 fue descubierto, no creado por Einstein), pero los seres humanos no pudimos integrarlos.

Sinaí cambió todo eso. Unió el cielo y la tierra, integrando lo sublime y lo mundano, uniendo lo majestuoso y lo llano.

En una palabra: Fusión. Sinaí logró una fusión total de materia y espíritu. Le dio poder a la humanidad para renovar la naturaleza misma de la existencia; para transformar lo material en combustible espiritual. Ahora podemos tomar un objeto físico inanimado y convertirlo en energía sublime; para dar vida a cada fibra de nuestro ser y cada aspecto de nuestra existencia. Tomar lo que habría sido una experiencia ordinaria y convertirla en extraordinaria. En lugar de un momento fugaz, una vida transitoria puede volverse eterna, lo temporal puede volverse permanente y lo mortal, inmortal.

Esta fusión sin precedentes no solo cambió el panorama global, sino que, y quizás aún más importante, transformó nuestra experiencia personal.

El ser humano es un universo en microcosmos. Nosotros también estamos compuestos por dos fuerzas: nuestros cuerpos y nuestras almas. Cada uno de nosotros tiene una voz “biológica” de supervivencia, que descansa junto a una voz trascendental que busca alivio. ¿Podemos integrar estas dos fuerzas? ¿O estamos condenados, en el mejor de los casos, a una vida compartimentada: la mayor parte del tiempo involucrados en la lucha por la supervivencia, también conocida como nuestras necesidades físicas, mientras intentamos crear momentos (o fines de semana) para actividades trascendentales, que toman muchas formas, algunas sanas, otras no tanto: Romance, música, arte, viajes, espiritualidad y fe. La sed trascendental a veces se apaga a través de “aguas” autodestructivas, varias obsesiones o adicciones (físicas o psicológicas), cualquier cosa para “salir de este lugar” de la rutina monótona.

Sinaí introdujo en nuestras vidas una nueva forma de ser: No tienes que segmentar tu vida en dos (o más) partes. Tienes el poder de espiritualizar lo material y fusionar tu cuerpo con tu alma.

Haces esto convirtiendo tu cuerpo y tus actividades físicas en vehículos para expresar y cumplir la misión de tu alma. En lugar de controlar y dirigir tu vida espiritual, tu vida material sigue los deseos de tu alma. El conductor dirige el vehículo, no al revés.

Las implicaciones psicológicas de la fusión personal entre la supervivencia y lo trascendental son tan transformadoras como asombrosas. Sinaí afirma inequívocamente que no tienes que resignarte a una vida de dualidad. Esto no significa que no haya lucha. Nuestra percepción sigue siendo de pluralidad, aferrándonos con su poderosa garra. Y, como todos sabemos muy bien: la batalla es feroz.

Es por eso, que nos cubrimos los ojos cuando decimos el Shema (la más fundamental de todas las declaraciones de fe): cuando declaramos “Adonai Ejad” – que Di-s es uno, lo que significa que solo hay UNA realidad – nos cubrimos los ojos desnudos que nos engañan haciéndonos percibir un universo pluralista.

Todos los momentos de la verdad se experimentan mejor con los ojos cerrados; al cerrar los estímulos externos de nuestros sentidos externos, podemos experimentar la sensualidad palpitante de nuestros sentidos internos.

Y la forma en que nos percibimos a nosotros mismos afecta la forma en que percibimos a los demás y la forma cómo entendemos el universo en general. De hecho, no es solo una cuestión de percepción. La forma en que nos percibimos a nosotros mismos afecta a los demás y al mundo que nos rodea. Los estudiantes del Principio de Incertidumbre de Heisenberg están familiarizados con el hecho científicamente probado de que, a nivel subatómico, el “observador” de los fenómenos no es un mero “observador”, sino que en realidad impacta al “objeto” que está observando.

Por extraño que suene (es decir, extraño para nuestras facultades limitadas), esto ha sido probado una y otra vez en laboratorios de todo el mundo.

Cuando lo piensas, en realidad tiene más sentido que todos los aspectos del universo, y nuestras vidas, estén conectados en lugar de desconectados. Pero esta es otra demostración más de cómo nuestros sentidos externos nos mantienen como rehenes en su visión obstinada y miope de un universo fragmentado y nuestras vidas como una serie de experiencias aleatorias e inconexas.

Cierra los ojos, escucha una melodía suave y te sentirás (al menos por el momento) como uno contigo mismo, uno con los demás, uno con el universo, perfecto y completo.

Cuando el pueblo llegó al Sinaí, de repente fueron cautivados por una nueva “música” que los rodeaba. Todas sus diferencias, todos sus desacuerdos se disolvieron en el momento impresionante. Se convirtieron en “un solo ser humano, con un solo corazón”.

A medida que nos acercamos al Sinaí HOY, nos preparamos para nuestra propia cita con el destino. En Shavuot, lee o escucha la lectura de los Diez Mandamientos. Reúna a su familia, incluso a los niños recién nacidos, y recree la experiencia del Sinaí. Cierra tus ojos. Visualiza el cielo encontrándose con la tierra y déjate absorber por la simetría. Ayuda a tus hijos a revivir la experiencia.

Imagina hilos invisibles que te conectan a ti y a tu familia con todas las demás personas; todas las diminutas fibras en una matriz de tapiz entretejida de todas las células y átomos del universo. Deja ir el mundo tal como lo conoces y déjate cautivar por el fusionismo del Sinaí.

Cuando abras los ojos pregúntate:

¿Quién estará en el asiento del conductor: tu cuerpo y sus necesidades, o tu alma?

El Lado Oscuro del Libro de Rut: Acoso Sexual en el Campo

El Lado Oscuro del Libro de Rut: Acoso Sexual en el Campo

Cuando Booz ve a Rut rebuscando en el campo y se entera de quién es, le ofrece protección contra el comportamiento depredador de sus propios trabajadores, dándonos un vistazo de lo que las mujeres pobres, rebuscando en el campo tenían que enfrentar.

Profesor Jonathan Rabinowitz

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

El libro de Rut comienza con el hambre en Belén, lo que impulsa a Elimelec a trasladar a su familia a Moab. Las cosas van de mal a peor cuando muere Elimelec, seguido de sus dos hijos, quedando sólo la matriarca, Noemí, y dos nueras moabitas, Orfa y Rut. Cuando Noemí regresa a su hogar en Judá, no logra convencer a Rut de hacer lo mismo y regresar a Moab, lo que finalmente llevará a la integración de Rut en la sociedad israelita.

En la superficie, todo sale bien para Ruth con relativa facilidad. Una vez establecida en Judá, Ruth recolecta con otras personas empobrecidas en los campos de los ricos, la práctica estándar de caridad en ese momento, como se menciona en la Torá (Lev 19: 9–10; Deut 24: 19–21).[1] Booz, el dueño de un campo, pariente de su difunto suegro y esposo, se fija en ella. Él es amable con ella, y la historia conduce a su matrimonio por levirato y la redención del campo; de esta manera el relatio tiene así un final feliz, y en la superficie, un valor positivo.

De acuerdo con esta lectura, Yehezkel Kaufmann (1889–1963) escribe que el Libro de Rut es “un idilio donde todo es todo paz y tranquilidad”.  Pero, un análisis cuidadoso nos permitirá apreciar que la historia tiene un lado oscuro.

Ruth necesita encontrar un protector en los campos

Después de llegar a Belén, Rut le sugiere que vaya a recoger grano con los demás pobres, y Noemí acepta la idea:

Rut 2:2 Rut la moabita dijo a Noemí: “Quisiera ir al campo y recoger entre las espigas, detrás de alguien a cuyos ojos halle gracia”. “Sí, hija, ve”, respondió ella.

Si bien los pobres tienen derecho a recoger el grano sobrante en la tierra de otras personas, el lenguaje de Rut sugiere que debe confiar en la generosidad de un agricultor rico para tener éxito en la empresa. Por “casualidad”, Rut termina en el campo de un pariente del difunto esposo de Noemí llamado Booz:

Rut 2:3 Y ella se fue. Ella vino y espigó en un campo, detrás de los segadores; y aconteció que era el terreno de Booz, que era de la familia de Elimelec.

Ruth Rabbah, una colección de midrash de mediados del primer milenio, basada en un juego de palabras hebreas que es sensible a la frase inusual aquí, ve connotaciones sexuales en el trabajo de Ruth en el campo, glosando la frase וַיִּקֶר מִקְרֶהָ (vayiqar miqrehah) “sucedió por casualidad” como refiriéndose a la reacción de los peones:

Ruth Rabbah 4: 4 El rabino Yohanan dijo: “Quien la viera, eyacularía semilla (meiriq qeri)”.

Si bien esta es una lectura midráshica del versículo, el rabino Yohanan se da cuenta del peligro de que Rut sea tratada como un objeto sexual por innumerables hombres, a menos que pueda encontrar protección.

¿Por qué Booz se fija en Rut?

Cuando Booz llega, inmediatamente se da cuenta de Rut:

Rut 2:5 Booz dijo al criado que estaba a cargo de los segadores: “¿De quién es esa niña?”

¿Por qué Booz pregunta por ella? La lectura simple puede deberse a que este era un pueblo pequeño, donde todos conocen a todos, y ella era una extraña. Ruth Rabbah sugiere que se destacó por su modestia y decoro:

Ruth Rabbah 4.6  Él no la conocía, pero cuando vio que era agradable y su comportamiento era admirable, comenzó a preguntar por ella. “Todas las mujeres charlan mientras se juntan, pero esta se sienta y junta. Todas las mujeres se levantan las faldas [para facilitar el caminar], pero esta se las baja. Todas las mujeres coquetean con los segadores, pero éste actúa con modestia. Todas las mujeres recogen entre las gavillas, pero ésta recoge de los granos abandonados.

Un enfoque diferente, presentado por el erudito bíblico Michael Carasik, sugiere que Booz pregunta por ella porque se da cuenta de que Ruth está molesta y se va, y él quiere saber qué pasó.

La respuesta del siervo: una mujer moabita

El sirviente le responde a Booz que Ruth no es local:

Rut 2:6 El sirviente a cargo de los segadores respondió: “Es una moabita que volvió con Noemí de la tierra de Moab”.

El comentarista del siglo XVI, R. Moshe Alshech, sugiere que el sirviente se estaba dando cuenta del posible interés de Booz en la mujer, y estaba tratando de sofocar eso al destacar que ella era una extranjera:

Alshech Ruth 2: 6 Porque cuando escuchó [Boaz] preguntar: “¿De quién es esa niña?” y él (=Boaz) siendo viudo y ella una mujer muy hermosa, [el sirviente] se dijo a sí mismo que debe ser que [Boaz] ha puesto sus ojos sobre ella y desea tomarla por esposa, y eso no fue algo bueno a los ojos del sirviente.

Carasik, sin embargo, lee la referencia del sirviente a Rut como moabita como una excusa por el maltrato hacia ella, diciendo esencialmente a Booz: “entonces tal vez los muchachos se pasaron un poco con ella, pero ella es solo una niña moabita, no una de nosotros”.

Esta actitud hacia Rut concuerda con otras historias bíblicas que presentan a las mujeres moabitas como licenciosas: se dice que su antepasado Moab nació del incesto (Gn 18:37) y uno de los mayores pecados en el desierto fue que los hombres israelitas “serían seducidos” por los moabitas. mujeres (Números 25:1). Por lo tanto, la excusa del sirviente también puede leerse como culpabilización de la víctima, “tú sabes cómo son las mujeres moabitas”.

El siervo tartamudo

El criado continúa con más detalles sobre el comportamiento de Rut:

Rut 2:7 “Ella dijo: ‘Por favor, déjame espigar y recoger entre las gavillas detrás de los segadores’. Ella ha estado de pie desde que llegó esta mañana. Éste ha descansado poco en casa”.

En la superficie, el sirviente presenta a Ruth como una persona modesta y trabajadora. Sin embargo, la gramática está mal en el comentario del sirviente. Si por “ésta” se refería a Rut, debería haber usado el femenino זאת y no el masculino זה. Además, la palabra שבתה es una forma inusual. Esto ha llevado a un serio debate entre los intérpretes sobre cómo traducir la frase.

En su comentario Anchor Bible (ad loc.), Edward Campbell usa corchetes vacíos en lugar de traducir la frase, explicando que, “Es probable que el significado preciso aquí se nos escape permanentemente”. Daniel Lys divide las cuatro palabras en dos frases: “este [campo] ha sido su morada; la casa [ha significado] poco”.Michael Moore, sugiere que שבתה se usa como un juego de palabras con Shabat, para resaltar su conversión.

Derek Beattie ve la palabra זה como una glosa midráshica, con la palabra “esto” para entenderse como “esto significa” o “esto es porque”.  Avi Hurwitz, quien escribió en respuesta a Beattie, sugiere que el hombre es tartamudo, y la escritura es deliberadamente incoherente, para mostrar que está nervioso.

Al igual que Hurwitz, Carasik lee la frase como una especie de tartamudeo nervioso, pero explica que se debe al mal trato que recibió Ruth: “Este tipo [=el tipo que la agredió], um… solo se va a casa un rato”. En la lectura de Carasik, Boaz ve a Ruth irse molesta y sorprende a su capataz en la vergüenza de tener que explicar por qué.

Las instrucciones de Booz de no tocar a Rut

Ya sea porque se siente atraído por ella, impresionado con su comportamiento o avergonzado por la forma en que ha sido tratada, Booz le ofrece tranquilidad:

Rut 2:8 Booz le dijo a Rut: “Escúchame, hija. No vayas a espigar en otro campo. No vayas a otro lado, pero quédate aquí cerca de mis chicas. 2:9 Estad atentos al campo que están segando, y seguidles. He ordenado a los hombres que no te regañen. Y cuando tengas sed, ve a las tinajas y bebe del [agua] que han sacado los hombres”.

Booz hace varios puntos: Rut no debe ir a ningún otro campo. Si bien esto podría ser simplemente una expresión de generosidad (él quiere ser quien la apoye), también puede estar advirtiéndole que en otro lugar no obtendrá la misma protección que él está a punto de ofrecerle. Incluso en su campo, debería permanecer cerca de sus chicas, es decir, no de sus hombres. Como antes se nos dijo que ella estaba “detrás de los segadores (masculinos)”, y no caminó con las niñas en el campo de Booz, este es un nuevo desarrollo que la coloca en una posición segura.

Booz le promete además que estará a salvo de los hombres cuando deje a las mujeres para ir a buscar agua, lo que tal vez implica (siguiendo a Carasik) que así es como comenzó el problema. Note que en la historia de Moisés y las hijas de Reuel, vemos que dejar la seguridad del hogar para conseguir agua puede ser peligroso para las mujeres:

Éxodo 2:16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Vinieron a sacar agua, y llenaron los abrevaderos para dar de beber al rebaño de su padre; 2:17 pero vinieron unos pastores y los echaron. Moisés se levantó en su defensa y abrevó su rebaño.

¿”Tocar” o “molestar”?

Lo más revelador es que los hombres han sido advertidos de no נ.ג.ע ella. El término נ.ג.ע puede significar “tocar” (p. ej., Lev 11:39), o “golpear” (p. ej., Josué 9:19), o como se traduce en la Vulgata, “molestus”, que significa “molestar o causar problemas”.  Aquí, נ.ג.ע probablemente tiene una connotación sexual. Cuando Abimelec toma a Sara como esposa, por ejemplo, Dios le impide “tocarla”, es decir, iniciar contacto sexual con ella:

Génesis 20:6 Y le dijo Dios en el sueño: Yo sabía que tú hacías esto con un corazón intachable, y por eso te guardé de pecar contra mí. Por eso no te dejé tocarla.

De manera similar, en Proverbios, leemos:

Prov 6:29 Lo mismo sucede con el que se acuesta con la mujer de su prójimo; Nadie que la toque quedará impune.

Aquí נֹּגֵעַ se refiere al contacto sexual no deseado. Gila Vachman de la Universidad Hebrea usa el término hebreo הטרדה, “acoso” para describir la preocupación. Señala además que, como mujer extranjera sin estatus social, Rut habría sido blanco fácil de acoso sexual por parte de los trabajadores del campo y señala que de Booz conocemos una realidad desoladora. Como señala Vachman, uno solo puede preguntarse sobre la situación de otras mujeres pobres que trabajaban a los lados de los campos y tuvieron que soportar la cultura de la violación que probablemente impregnaba a los recolectores masculinos: groserías, insultos y acoso físico.

Las instrucciones adicionales de Booz: El problema de la vergüenza

A la hora de la comida, Booz instruye a Rut para que parta el pan con él y los segadores, y participe de algunos de los alimentos más sabrosos (versículo 14). Cuando todos regresan al trabajo, Boaz da instrucciones y advertencias a sus empleados:

Rut 2:15 “Cuando ella se levantó de nuevo para recoger, Booz dio órdenes a sus trabajadores: “No solo la dejaréis recoger entre las gavillas, sin avergonzarla,[14] 2:16 sino que también arrancaréis algunos [tallos ] de los montones y déjalos para que ella los recoja, y no la regañes.”

De las instrucciones de Booz sobre lo que no se debe hacer, aprendemos lo que generalmente sucedería si una persona pobre se reuniera de manera incorrecta. El ambiente, por tanto, no era sencillo para los pobres, que habrían estado nerviosos de ofender a los segadores y ser puestos en su lugar mediante la humillación pública. En la lectura de Carasik, Booz le permite a Rut llevar comida y espigar donde quiera, no solo por su interés en ella o en Noemí, sino como una especie de reparación por la forma en que ha sido tratada hasta ahora.

El entendimiento de Naomi: no solo “tocar”

La reacción de Noemí cuando Rut regresa a casa con una bolsa rebosante es indicativa de los desafíos que esperaba que enfrentara Rut, solo para poder recoger:

Rut 2:18 …Cuando su suegra vio lo que había recogido, y cuando ella también sacó y le dio lo que le sobró después de comer hasta saciarse, 2:19 su suegra le preguntó: “ ¿Dónde recogiste hoy? ¿Donde trabajaste? ¡Bendito sea el que se fijó tan generosamente en ti!

Rut le dice a Noemí que el hombre era Booz, y Noemí está sorprendida y emocionada, ya que aparentemente no esperaba nada bueno de él:

Rut 2:20 Noemí dijo a su nuera: “¡Bendito sea el de YHWH, que no ha fallado en su bondad con los vivos ni con los muertos!” Y Noemí le dijo: “El hombre es pariente nuestro; él es uno de nuestros parientes redentores.”

La ingenuidad de Ruth

Ruth luego comparte detalles adicionales sobre su interacción con Booz:

Rut 2:21 Rut la moabita dijo: “Él me dijo: ‘Quédate cerca de mis trabajadores hasta que se termine toda mi cosecha'”.

En particular, Ruth ha tergiversado las instrucciones de Booz: Booz le dijo que caminara con las niñas, no con los niños. Yair Zakovitch, en su comentario, sugiere que esto es simplemente un error de escritura para נערות, pero señala que el midrash hace poco caso de esta declaración errónea:

El rabino Hanan bar Levi dijo: “Claramente ella es una moabita. Él dijo (Rut 2:8) “quédate con mis muchachas” y ella dijo [que él dijo] (Rut 2:21) “quédate con mis muchachos”.

Noemí discierne el significado de Booz, sin embargo, y reitera su punto real, usando un verbo más descriptivo:

Rut 2:22 Y respondió Noemí a su nuera Rut: Mejor es, hija, que salgas con sus muchachas, y que no te paguen en otro campo.

Naomi usa el verbo פ.ג.ע en lugar de נ.ג.ע. Mientras que el primer término puede tener la connotación neutra de “encuentro” (p. ej., 1 Sam 10:5),[18] aquí, con la preposición be, normalmente tiene el significado negativo de “asalto”.De hecho, incluso con la traducción “conocer”, es probable que lo que se prevea sea una agresión sexual. Por ejemplo, en Deuteronomio la violación se describe como algo que ocurre cuando un hombre se encuentra con una mujer sola en el campo:

Deuteronomio 22:25 Pero si el hombre encuentra a la muchacha prometida en el campo, y el hombre se acuesta con ella a la fuerza, solamente la parte que se acostó con ella morirá, 22:26 pero no le harás nada a la muchacha. La niña no incurrió en la pena de muerte, pues este caso es como el de una parte atacando y asesinando a otra. 22:27 La encontró en un campo abierto; aunque la joven prometida gritó pidiendo ayuda, no hubo nadie para salvarla”.

Así, vemos la posición precaria de Rut, como una joven extranjera desprotegida que trabaja en un campo con hombres.

Rut y la concubina de Gabaa

En el Tanaj como lo tenemos ahora, el libro de Rut es parte de los Cinco Megillot [pergaminos], cada uno de los cuales (Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester) se lee en una festividad judía diferente. En la LXX, sin embargo, Rut se colocó inmediatamente después de Jueces, y Josefo, que enumera 22 libros bíblicos (Contra Apión, 1:8), parece pensar en Rut como parte de Jueces, el tiempo en el que se desarrolla la historia:

Rut 1:1 En los días que gobernaban los jueces, hubo hambre en la tierra…

Si leemos a Rut como un apéndice de Jueces, sigue inmediatamente después de la historia de la violenta violación en grupo de la concubina de Gabaa, cuyo marido la ofrece a la turba para protegerse, y que desemboca en una guerra civil que termina con el secuestro de muchachas de Shiloh. La cultura de la violación es endémica en ambas historias. En la historia de la concubina, sin embargo, la mujer es traicionada por su propio marido, mientras que en Rut, Booz acude en su ayuda y la protege. Como señala Orit Avnery,

El Libro de Rut es una esperanzadora alternativa a la terrible historia de la concubina, que se quedó afuera, sin éxito en su intento de cruzar el umbral y pasar la noche en paz. En Rut, encontramos que, incluso tratándose de una mujer extranjera, en todos los sentidos, existe un imperativo moral para que los individuos y la sociedad la cuiden, como decidió Booz, y se aseguren de que sobreviva la noche (metafórica y literalmente). Toda la congregación, y de hecho todo el futuro reino, se beneficiará de este proceso. Rut representa una oportunidad de rectificación y continuación…

Según tomado de, https://www.thetorah.com/article/the-dark-side-of-the-book-of-ruth-sexual-harassment-in-the-field

El sufrimiento de José como tzadik en Egipto: Lecciones aprendidas de las pruebas de la vida

El sufrimiento de José como tzadik en Egipto: Lecciones aprendidas de las pruebas de la vida

Por Neftalí I. González – González

Introducción: La historia de José, una prominente figura en el Libro de Génesis, presenta una narración cautivadora de un joven que soportó un sufrimiento inmenso y emergió como un tzadik (justo). Las experiencias de José en Egipto brindan información valiosa sobre la resiliencia, la fe y el poder del perdón. Este ensayo profundiza en las pruebas de José, su compromiso inalterable con la justicia y las profundas lecciones que podemos derivar de su vida.

Los primeros sufrimientos de José: El viaje de José comenzó con celos y traición cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo. Separado de su familia, enfrentó inmensas dificultades en Egipto, sirviendo como esclavo en la casa de Potifar. A pesar de estas terribles circunstancias, la firmeza y la integridad moral de José permanecieron inquebrantables. Su compromiso inalterable con la rectitud se convirtió en un rasgo definitorio, enseñándonos la importancia de permanecer fieles a nuestros valores incluso frente a la peor adversidad.

Tentación y resiliencia moral: la esposa de Potifar intentó seducir a José, poniendo a prueba su compromiso con la justicia. En este momento crucial, el fuerte carácter moral de José prevaleció al resistir la tentación y permanecer fiel a sus principios. El ejemplo de José sirve como un recordatorio de que nosotros también podemos enfrentar pruebas que desafíen nuestra integridad. Al sacar fuerza de su brújula moral inquebrantable, podemos resistir la tentación de hacer el mal y emerger con nuestro carácter intacto.

Acusaciones Falsas y Encarcelamiento: A pesar de las acciones virtuosas de José, fue acusado falsamente de mala conducta y encarcelado injustamente. Esta fase de la vida de José destaca la injusticia y el sufrimiento que soportó. Sin embargo, incluso en lo más profundo de la desesperación, José mantuvo la fe en un poder superior y confió en que prevalecería la justicia. De esto, aprendemos la importancia de la paciencia y la resiliencia durante tiempos de sufrimiento injusto, ya que nuestras acciones finalmente serán reivindicadas.

Interpretación de los sueños y aceptación de la oportunidad: la capacidad de José para interpretar los sueños le otorgó una audiencia con Faraón, una oportunidad que lo llevó a ascender de prisionero a segundo al mando de Egipto. A lo largo de este viaje, José se mantuvo humilde y atribuyó su don a El Eterno. Su ascenso al poder ejemplifica las recompensas de utilizar nuestras habilidades y talentos al tiempo que reconoce que son bendiciones que se nos otorgan. Debemos emular la humildad de José y reconocer que nuestros logros son a menudo productos de nuestros dones únicos y del apoyo de los demás.

Perdón y Reconciliación: El pináculo de la historia de José lo hallamos en su encuentro con sus hermanos que, sin saberlo, buscaron su ayuda durante un tiempo de hambruna. El perdón y la compasión de José hacia sus hermanos, a pesar de su traición anterior, ejemplifican el poder transformador del perdón. Al dejar de lado el resentimiento y abrazar la reconciliación, José demostró la importancia de sanar las relaciones rotas y fomentar la unidad entre las personas y las comunidades.

Conclusión:

La vida de José nos brinda lecciones invaluables sobre resiliencia, fortaleza moral y perdón. A pesar de soportar un inmenso sufrimiento como tzadik en Egipto, el compromiso inquebrantable de José con la rectitud finalmente lo llevó a su triunfo y al mejoramiento de quienes lo rodeaban. Podemos inspirarnos en la historia de José cultivando la integridad moral frente a la adversidad, resistiendo la tentación, siendo pacientes durante el sufrimiento injusto, reconociendo nuestros talentos como dones y abrazando el perdón para el crecimiento personal y la reconciliación. Mientras navegamos por nuestros propios desafíos, que las experiencias de José sirvan como luces de guía en el camino hacia la rectitud y la transformación personal.

Cómo hacer que tus acciones cuenten

Cómo hacer que tus acciones cuenten

Por Rabino Simon Jacobson

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

¿Te sientes quemado? ¿Hastiado? ¿Como si ya nada importara? ¿Al igual que los problemas del mundo son tan endémicos y arraigados que ni siquiera puedes hacer una pequeña mella en ellos? Hay una clave para hacer que tus acciones importen: la fe. No una fe juvenil o simple, sino una confianza en lo desconocido y superior que se encuentra más allá de lo racional. Si puedes expandir tu mundo para incluir lo que no puedes explicar o entender, estás en camino de hacer que tus acciones importen. ¿Cómo? Sigue leyendo…

Una plataforma para una vida con significado y propósito

La fe verdadera y saludable crea una plataforma para una vida con significado y propósito; una vida en la que nuestras acciones importan y nuestras experiencias son impulsadas con dirección. Si bien una vida sin creencias puede sentirse bien, hace que la vida venga a ser solo un conjunto aleatorio de circunstancias, siendo la supervivencia del más apto la regla cardinal. Vivimos en un mundo en el que se nos enseña que las personas son esencialmente criaturas egoístas, impulsadas por el interés propio. En el modelo de vida darwiniano-freudiano, que es la teoría prevaleciente que impacta cada aspecto de nuestra existencia, nuestras psiques están siendo inundadas continuamente con el cuán insignificantes son nuestras vidas en realidad. El espíritu impulsor de todas las criaturas como “selección natural” básicamente convierte cada virtud humana, cada acto noble, cada cosa que apreciamos, en un método para que las bacterias de miles de millones de años se adapten y sobrevivan.

El alma está más allá del egoísmo

Si bien es cierto que toda persona tiene una inclinación egoísta, también tenemos un lado trascendente, que es capaz del comportamiento más noble. Lo más profundo del ser humano es el alma, más que el “ello”. La esencia del alma es una fuente eterna de bondad a prueba de balas. La ruta más fácil puede ser la narcisista. Pero la ruta más significativa es la benévola. Una persona siempre tiene la opción de superar sus tentaciones primitivas y acceder al alma que trasciende en su interior. El alma es un recurso rico, con capas y capas de potencial. El desafío es reconocer y sacar a la luz esta dimensión, la que puede estar oculta bajo la capa exterior de la supervivencia material.

Creer en ti mismo

“Imposible. Absolutamente imposible.” ¿Con qué frecuencia escuchamos estas palabras desalentadoras, vertiendo agua fría sobre nuestras ideas recién nacidas? ¿No crees que a los primeros inventores del avión o de cualquier otra tecnología sus compañeros les dijeron que sus sueños eran imposibles? Sin embargo, persistieron y finalmente prevalecieron. La historia es testigo de innumerables historias de humanos que lograron lo imposible.

¿Y de qué otra manera explicamos el impulso, aparentemente irracional, o más exactamente, suprarracional, de que podemos superar cualquier desafío? Como, por ejemplo, ¿los médicos que están completamente convencidos de que en última instancia pueden conquistar todas las enfermedades?  Es porque tenemos el instinto de que todo es posible. Este instinto se deriva del poder del alma, la fe y la confianza inherentes que llevamos en nuestra alma, que trasciende la mortalidad y todos los límites y defectos de la existencia humana.

Es fundamental que creamos en nosotros mismos para poder lograr cualquier cosa en este mundo. Que podemos tocar lo infinito y lo eterno. Pero también debemos saber que nuestra psique está bajo un asalto constante de muchas fuerzas que nos recuerdan una y otra vez nuestras limitaciones, alimentando nuestras inseguridades y miedos. ¡Tienes el poder del ser Divino! Solo necesitas creer que es posible.

Ejercicio

Pregúntate: ¿Qué tan sagrada sientes que es tu vida? ¿Cuán puras son tus actividades? ¿Qué tan indispensable crees que eres? Haz algo, un acto, infundido con la confianza absoluta en la capacidad infinita de tu alma. Realiza una buena obra que vivirá en la eternidad.

Abraham y el sacrificio de Isaac: un examen de la fe, la moralidad y la prueba divina

Título: Abraham y el sacrificio de Isaac: un examen de la fe, la moralidad y la prueba divina

Por Neftalí I. González-González

Introducción: La historia de Abraham y el sacrificio de Isaac es un relato profundo y estimulante que se encuentra en los textos religiosos del judaísmo, el cristianismo y el Islam. Relata un momento crucial en la vida de Abraham, una figura venerada en estas religiones. Este ensayo tiene como objetivo explorar las diversas interpretaciones, dilemas éticos e implicaciones teológicas que rodean esta narrativa, arrojando luz sobre las complejidades de la fe, la moralidad y la relación divino-humana.

La prueba de fe de Abraham: La historia comienza cuando Dios prueba la fe de Abraham al ordenarle que sacrifique a su amado hijo, Isaac. Este mandato divino presenta a Abraham con un dilema moral agonizante. Por un lado, ama profundamente a su hijo y lo aprecia como un regalo precioso de Dios. Por otro lado, su fe en Dios es inquebrantable, obligándolo a obedecer sin cuestionar.

La complejidad de la decisión de Abraham: La respuesta de Abraham al mandato de Dios plantea profundas cuestiones éticas. ¿Era moralmente justificable que Abraham cumpliera con la directiva de Dios? Los críticos argumentan que seguir ciegamente una orden divina para cometer un acto tan grave contradice nuestro sentido innato de la moralidad. Sin embargo, los defensores de las acciones de Abraham argumentan que su fe inquebrantable en Dios requería obediencia, incluso frente a un sacrificio inimaginable.

Fe y Confianza en Dios: La voluntad de Abraham de llevar a cabo el sacrificio demuestra la profundidad de su fe y confianza en Dios. Su convicción de que la sabiduría de Dios supera el entendimiento humano lo impulsa a someterse, creyendo que Dios le proporcionará una salida o le revelará un propósito mayor. Desde esta perspectiva, la historia destaca la fe extraordinaria que se requiere para depositar una confianza absoluta en un plan divino, incluso cuando desafía el razonamiento convencional.

La Intervención y la Sustitución: En el momento crítico del sacrificio, interviene un ángel, deteniendo la mano de Abraham y perdonando la vida a Isaac. Luego se ofrece un carnero atrapado en un matorral como sacrificio sustituto. Esta intervención enfatiza la idea de que Dios no desea el sacrificio humano sino que valora la fe, la obediencia y el compromiso con su voluntad.

Simbolismo y significado teológico: La narración de Abraham e Isaac tiene un rico significado simbólico y teológico. Sirve como un recordatorio de que la fe última no está en el acto del sacrificio en sí, sino en la provisión y salvación divina. Además, subraya la idea de que la fe genuina requiere entregar las posesiones o aspiraciones más preciadas a la autoridad de Dios.

Lecciones para la humanidad: La historia de Abraham e Isaac ofrece lecciones valiosas para personas de diferentes orígenes religiosos. Enfatiza la importancia de la fe, la obediencia y la confianza frente a las circunstancias difíciles. Enseña que pueden surgir dilemas morales, exigiendo un delicado equilibrio entre la ética personal y las obligaciones religiosas. Además, alienta a las personas a reflexionar sobre las complejidades de su propia fe, lidiando con las tensiones entre los mandamientos divinos y las convicciones personales.

Conclusión: La historia de Abraham y el sacrificio de Isaac es un testimonio de la profundidad de la fe, la complejidad de las decisiones morales y la naturaleza de las relaciones entre lo divino y lo humano. Desafía nuestra comprensión de la obediencia, la moralidad y la intrincada interacción entre la voluntad divina y la conciencia personal. Independientemente de las creencias religiosas de uno, esta historia invita a la reflexión sobre los sacrificios que estamos llamados a hacer en nuestras propias vidas y el significado de la confianza inquebrantable en un poder superior.

Título: Azazel: revelando el simbolismo de la cabra de Yom Kippur

Título: Azazel: revelando el simbolismo de la cabra de Yom Kippur

Por: Neftalí I. González González

Introducción: En el contexto de Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío, el concepto de Azazel, el macho cabrío enviado al desierto, ocupa un lugar significativo. Azazel, a menudo conocido como el “chivo expiatorio”, juega un papel fundamental en el ritual de Yom Kippur y conlleva un profundo simbolismo dentro de la tradición judía. Este ensayo explora los antecedentes históricos, el significado simbólico y las interpretaciones teológicas asociadas con Azazel, arrojando luz sobre su significado durante esta sagrada observancia.

Orígenes y Contexto Histórico: El origen del término “Azazel” tiene sus raíces en el hebreo antiguo y se menciona en el Libro de Levítico. Si bien su significado exacto sigue siendo incierto, los eruditos y teólogos judíos han desarrollado varias interpretaciones a lo largo de los siglos. En el contexto del ritual de Yom Kippur, Azazel representa una figura simbólica sobre la cual se transfieren los pecados de la comunidad, lo que en última instancia significa expiación y purificación espiritual.

Significado simbólico: el papel de Azazel como chivo expiatorio es profundamente simbólico dentro de la tradición de Yom Kippur. Como parte del ritual, el Sumo Sacerdote ponía sus manos sobre la cabra, transfiriendo simbólicamente los pecados de la comunidad sobre ella. Este acto refleja la responsabilidad colectiva del pueblo y el reconocimiento de sus transgresiones. El envío de Azazel al desierto simboliza la remoción de esos pecados, representando el perdón de Dios y la restauración de la pureza dentro de la comunidad.

El arrepentimiento y la eliminación de los pecados: el ritual del chivo expiatorio que involucra a Azazel subraya los temas centrales del arrepentimiento, el perdón y la expiación durante Yom Kippur. Sirve como un poderoso recordatorio de la creencia judía en la capacidad de transformación y renovación espiritual. Al transferir sus pecados a Azazel, los individuos y la comunidad en su conjunto se separan simbólicamente de sus transgresiones pasadas y se embarcan en un camino de arrepentimiento y crecimiento personal.

Interpretaciones teológicas: Varias interpretaciones teológicas de Azazel han surgido a lo largo de la historia judía. Algunos eruditos ven a Azazel como una entidad demoníaca, mientras que otros lo perciben como una representación metafórica de las malas inclinaciones de los seres humanos. Además, Azazel se ha asociado con conceptos como el Yetzer Hara (la inclinación al mal) o la encarnación de la impureza espiritual. Estas interpretaciones destacan la lucha interna contra los impulsos negativos y la búsqueda continua de la rectitud.

La transformación del ritual: con la destrucción del Segundo Templo, el ritual de Yom Kippur, incluido el chivo Azazel, dejó de practicarse en su forma original. Sin embargo, el simbolismo y el significado teológico de Azazel continúan resonando dentro de la observancia judía. Hoy, Yom Kippur se enfoca en la oración, el ayuno y la introspección personal, enfatizando la responsabilidad individual por el arrepentimiento y la búsqueda del crecimiento espiritual.

Reflexiones modernas: En la práctica judía contemporánea, el simbolismo de Azazel y el ritual del chivo expiatorio aún tienen relevancia. El concepto de transferir los pecados y buscar el perdón sigue siendo una parte integral de Yom Kippur. Además, el chivo expiatorio sirve como un recordatorio para las personas de su propia capacidad de cambio y la importancia de asumir la responsabilidad personal de sus acciones, buscando la reconciliación tanto con Dios como con los demás seres humanos.

Conclusión: La figura de Azazel, el macho cabrío enviado al desierto, conlleva un profundo simbolismo dentro del contexto de Yom Kippur. Simboliza la transferencia de los pecados, el arrepentimiento y la búsqueda de la purificación espiritual. Si bien los significados e interpretaciones específicos de Azazel han variado a lo largo de la historia judía, su significado perdurable como símbolo de expiación y transformación personal permanece intacto. El ritual que involucra a Azazel brinda una oportunidad para que las personas reflexionen sobre sus acciones, busquen el perdón y se embarquen en un camino de renovación espiritual.

La bendición de un Kohen

La bendición de un Kohen

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

“Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Así debéis bendecir a los israelitas…” (Núm. 6:23)

Los deberes de Rav Kook como Gran Rabino de Jaffa y los asentamientos circundantes eran exigentes y complejos. Para descansar de las largas horas y las presiones del puesto, Rav Kook se iba de vacaciones a fines del verano y se quedaba en el asentamiento agrícola de Rehovot durante el pico de la temporada de cosecha de la uva. (1)

En una carta escrita en 1910, Rav Kook expresó su alegría al ver crecer y florecer al moshavá:

“Actualmente resido en Rejovot (que se construya y establezca). Estoy completamente embelesado por las esperanzas y consuelos de Dios, mientras veo con mis propios ojos el desarrollo de nuestra preciosa tierra que estaba desolada y ahora es cultivada por las manos de nuestros hermanos una vez esparcidos por el Exilio, que regresan lentamente. Mi corazón se regocija al ver moradas pacíficas, viñedos deliciosos, la belleza de la uva y la higuera y la granada, en los campos de nuestro pueblo, en el lugar de [Sión], la fuente misma de nuestras vidas”. (Cartas vol. I, p. 359)

Pero incluso en Rejovot, no fue fácil para Rav Kook descansar. Los residentes locales estaban encantados de recibir al venerado erudito. Buscaron su consejo, no solo en asuntos halájicos, sino también en cuestiones administrativas locales: recaudación de impuestos municipales, pavimentación de caminos locales, etc. Y si se abordaba un tema de la Torá, Rav Kook se convertía en una fuente desbordante de conocimiento y creatividad; a menudo exponía sobre un tema durante horas.

En Rehovot, Rav Kook se quedaría en la modesta casa de la familia Lipkovitz. Abraham Isaac Lipkovitz, que trabajaba en la construcción y la agricultura, había estudiado Torá en las yeshivot europeas antes de hacer aliyá con su familia a los 18 años. Se encargó de facilitar el descanso y la recuperación de su estimado invitado. Lipkovitz se tomó muy en serio este deber y formuló un plan apropiado. Vigilaba celosamente las comidas y el sueño del Rav, impidiendo firmemente que nadie lo molestara mientras dormía, sin importar la ocasión.

Pero rápidamente se hizo evidente que en la casa de Lipkovitz y en la sinagoga, donde Rav Kook era constantemente acosado con preguntas y solicitudes, el rabino no podía descansar adecuadamente.

Los Lipkovitz eran dueños de un viñedo, uno que producía algunas de las uvas más selectas del país. Lipkovitz construyó una cabaña simple dentro del viñedo para uso personal de Rav Kook. Cada día, llevaba a Rav Kook a la viña en un burro. Y durante dos horas, Rav Kook descansaría en la cabaña.

Lipkovitz probablemente asumió que el rabino pasó este tiempo tranquilo descansando, comiendo uvas y leyendo material ligero. De hecho, la mente de Rav Kook estaba muy lejos de Rejovot y sus abundantes viñedos. Sus pensamientos se elevaron a las alturas enrarecidas de la erudición lituana de la Torá. Utilizó esas preciosas horas de paz y tranquilidad para dedicarse a una investigación seria, produciendo un erudito comentario sobre las glosas del famoso rabino Elijah, el Gaón de Vilna, sobre el Shulján Aruj. Este trabajo académico, Be’er Eliyahu (El pozo de Elías), aclara las breves sugerencias e ideas novedosas del Gaón sobre la Halajá y el Talmud.

Muchos años después, durante su última enfermedad, Rav Kook describió su sentimiento de profundo privilegio al trabajar en este proyecto. “Cuando estaba escribiendo Be’er Eliyahu, sentí como si estuviera en la misma presencia del Gaón de Vilna. Era como si le estuviera presentando los libros: los Talmuds de Babilonia y Jerusalén, las obras de Maimónides y los otros Rishonim [autoridades rabínicas medievales]”. Los ojos de Rav Kook se llenaron de lágrimas. “Doy gracias a Dios por el gran honor de servir a nuestro maestro, el Gaon, en un pequeño grado”.

Los visitantes llegaban con frecuencia desde Jaffa o Jerusalén para consultar con Rav Kook. Se les permitió acompañarlo en el viaje a la viña. Pero una vez que llegaron a la viña, se les prohibió la entrada. Lipkovitz dio órdenes estrictas a su vigilante árabe de no permitir que ningún visitante molestara al rabino.

Bendición de Rav Kook

Lipkovitz estaba encantado con el privilegio de servir a Rav Kook. También tenía una modesta petición del rabino, petición que le tomó tiempo hasta que logró traerla a colación con su estimado invitado. Lipkovitz relacionado:

Rav Kook se quedó en mi casa y tenía muchas ganas de recibir una bendición de él. Pero el Rav siempre estaba absorto en sus estudios de Torá, o tenía visitas, y no me atrevía a interrumpir. Un día noté que el Rav había levantado la vista del texto de la Torá que estaba estudiando. En ese momento tenía algunas gallinas en mis manos. Inmediatamente solté las gallinas y corrí hacia el Rav para presentarle mi pedido.

“¿Necesitas una bendición?” el Rav respondió sorprendido. “Después de todo, mereciste ascender a la Tierra de Israel y vivir en Tierra Santa con seguridad financiera”. El Rav hizo una pausa por un momento. “Sin embargo, soy un kohen; y es una mitzvá para mí bendecir al pueblo judío en todo momento”. Rav Kook luego me bendijo para que mereciera una larga vida, arichut yamim, hasta el momento de la Redención. “A partir de ese momento”, comentó Lipkovitz, “viví en tranquilidad, poniendo mi fe en la bendición del erudito”.

Después de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando se liberó la Ciudad Vieja de Jerusalén y se ampliaron las fronteras de Israel, Lipkovitz comenzó a preocuparse. ¿Quizás la bendición del Rav ya se ha cumplido? ¿Quizás había llegado su hora?

De hecho, Abraham Isaac Lipkovitz vivió muchos años más. Finalmente falleció a la avanzada edad de 108 años. Hasta su muerte, fue conocido como zekan hayishuv, “el anciano de la comunidad”. A lo largo de los años, cuando la gente le preguntaba cómo había merecido una vida tan larga, respondía con sencillez: “¡Vaya, tengo una bendición del Rav Kook!”.

NOTAS

(1)  Durante su estadía en Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial, Rav Kook viajó a la ciudad balneario de Harrogate, donde su médico insistió en que pasara tiempo todos los días recorriendo sus famosos parques y jardines. En un intento por levantar el ánimo del rabino, su asistente, el rabino Glitzenstein, notó las hermosas vistas y paisajes del parque. “Pero no es Rejovot”, respondió Rav Kook con tristeza. “En las vistas sagradas y amadas de Rehovot, podría disfrutar. Pero, ¿qué conexión tengo con estas tierras extranjeras, sobre las cuales se cierne un espíritu extranjero?

¿Favoritismo divino?

¿Favoritismo divino?

Por Rav Kook

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

La queja de los ángeles

La última bendición de Birkat Kohanim, la bendición sacerdotal, es una petición de que Dios sea indulgente al juzgarnos:

” יִשָּׂא ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ — Que Dios alce Su rostro hacia ti” (Núm. 6:26).

“Levantar el rostro” es una expresión idiomática hebrea para mostrar consideración especial, especialmente por parte de un juez. ¿Es justo que el pueblo judío sea juzgado con indulgencia, más que otras naciones?

De hecho, el Talmud (Berajot 20b) relata que los ángeles plantearon esta misma pregunta.

              “Los ángeles ministradores le preguntaron al Santo, ‘Señor del Universo, está escrito en Tu Torá (Deut.          10:17) que Tú no muestras favor ni aceptas sobornos. Y, sin embargo, le muestras especial             consideración a Israel, como está escrito: ¡Que Dios alce Su rostro hacia ti!

              Dios les respondió: “¿Cómo no voy a favorecer a Israel? Porque les mandé: ‘Cuando comáis y quedéis              satisfechos, bendeciréis al Señor, vuestro Dios’ (Deut. 8:10), y son puntillosos [para dar gracias] sobre           un trozo de pan del tamaño de una aceituna [aunque no están saciados].”

¿Cuál es el significado de este rigor que el pueblo judío aceptó sobre sí mismo, para recitar la gracia después de las comidas (Birkat Hamazon) incluso por un pequeño trozo de pan? ¿Por qué debería esto ganarles un trato especial?

¿Cuándo es apropiada la clemencia?

Si bien la indulgencia suena como algo bueno, este no es necesariamente el caso. Somos castigados por las malas acciones, no por retribución Divina o venganza, sino para dirigirnos al camino correcto. Incluso si un individuo está lleno de méritos y buenas obras, no se beneficiará de un indulto, incluso por el más mínimo de los errores. Sin la medida adecuada de la justicia divina, no aprendemos a enmendarnos y esforzarnos por alcanzar una perfección cada vez mayor.

Sin embargo, existe una situación en la que la ausencia de la justicia divina no tendrá un efecto adverso. Este caso involucra a un individuo que continuará esforzándose por mejorar incluso sin la llamada de atención Divina a la introspección y la contabilidad moral.

Tal persona debe haber adquirido la cualidad de hakarat ha-tov, aprecio sincero. Cuando se aplica a Dios y Su bondad, este rasgo es el colmo de la moralidad. Nuestro sentido de gratitud se intensifica cuando sentimos que somos los recipientes de bondad y compasión inmerecidas. Y la única forma como podemos devolver este favor es a través del crecimiento espiritual y ético, cumpliendo así la voluntad de Dios.

El individuo agradecido reconoce que la generosidad de Dios no es proporcional a sus acciones. Esta clemencia divina no solo no hará que se vuelva laxo en su conducta, sino que lo inspirará a trabajar aún más para mejorar, ya que tiene una razón adicional para apreciar los caminos de Dios.

Ahora podemos entender la respuesta de Dios a los ángeles. La explicación de que el pueblo judío merece una consideración especial porque recitan bendiciones incluso en pedazos de pan del tamaño de una aceituna no es solo una forma de ojo por ojo Divino. Más bien, su comportamiento es indicativo de una apreciación refinada de la bondad de Dios por su sustento físico, incluso más aguda que la que requiere la Torá.

La prueba de apreciación

Aquí hay un factor adicional en juego. Cuando las fechorías quedan impunes, ocurren dos procesos contradictorios. Por un lado, la indulgencia inmerecida refuerza nuestros sentimientos de gratitud. Por otro lado, podemos sentirnos atrapados por la sensación de que nuestras acciones no se toman en cuenta, entonces, ¿por qué molestarse en trabajar en la mejora ética y el crecimiento espiritual?

¿Qué sentimiento prevalecerá? Un individuo bendecido con fuertes rasgos de carácter pensará: Estoy en deuda con la compasión de Dios; por lo tanto, debo redoblar mis esfuerzos para mejorar. Una persona más débil, por otro lado, será engañada por el sentido erróneo de que Dios no controla completamente nuestras acciones.

¿Cómo podemos determinar qué forma de pensar triunfará? Aquí hay una prueba simple. Si una persona reconoce la bondad de Dios incluso cuando no se han satisfecho todas sus necesidades, esta es una señal segura de que ha sido bendecida con un sólido rasgo de aprecio. Tal persona tiene una comprensión correcta de la relación de Dios con Sus creaciones y reconoce que Dios hace todo para el bien. En este caso, podemos estar seguros de que, en un conflicto entre estos dos sentimientos —aprecio por la indulgencia de Dios y una impresión engañosa de una providencia divina limitada— prevalecerá el verdadero sentimiento de aprecio.

Por lo tanto, uno siente la necesidad de expresar gratitud incluso por una pequeña medida, incluso un trozo de pan del tamaño de una aceituna, a pesar de que todavía tiene hambre y sus necesidades no han sido satisfechas por completo; está claro que su sentido natural de apreciación es fuerte y saludable. El pueblo judío, que recita Birkat Hamazon incluso cuando no está saciado, demuestra su mentalidad innata de hakarat ha-tov, y siempre interpretará la indulgencia y consideración especial de Dios de la manera correcta.

Los beneficios de las aguas de Sotah

Los beneficios de las aguas de Sotah

Por Rav Kook

Traducción y/o paráfrasis: drigs, CEJSPR

La presunta adúltera

La integridad de la unidad familiar es de primordial importancia en el judaísmo. Para que esta unidad funcione correctamente, la relación de marido y mujer debe ser de confianza y constancia. Pero, ¿qué sucede cuando se quiebra esta confianza, tan vital para un matrimonio saludable?

La Torá analiza la situación de Sotah, la sospechosa de adulterio. Este trágico caso ocurre cuando una mujer, previamente advertida por su esposo de no involucrarse con un hombre en particular, violenta su advertencia y es vista a solas con ese hombre.

La Torá prescribe una inusual ceremonia para hacer frente a esta situación potencialmente explosiva. La mujer es llevada a la entrada del Templo y trae una ofrenda de harina de cebada. El kohen descubre su cabello y administra un juramento especial. Si la adúltera sospechosa insiste en su inocencia, el kohen le da a beber de las aguas de Sotah. [1] Si la mujer fue infiel a su marido, estas aguas la envenenaban. Pero si ella era inocente, las aguas no la dañarían. De hecho, fueron beneficiosos: “ella quedará ilesa y quedará embarazada”. (Núm. 5:28).

El beneficio de las aguas

Los Sabios discreparon sobre la naturaleza exacta del efecto positivo de las aguas de Sotah. Rabí Yishmael entendió el versículo literalmente: si era estéril, quedaba embarazada. El rabino Akiva, sin embargo, no estuvo de acuerdo. ¡Si ese fuera el caso, las mujeres sin hijos se recluirían deliberadamente con otro hombre y beberían las aguas de Sotah para tener hijos! Más bien, explicó el rabino Akiva, las aguas aliviarían el dolor del parto, o producirían bebés más sanos, o inducirían nacimientos múltiples (Berajot 31a).

El rabino Akiva tenía un buen punto: la ley de la Sotah podría potencialmente convertir el Templo sagrado en una clínica de fertilidad. De hecho, el Talmud nos dice que una mujer famosa amenazó con hacer precisamente eso. Ana, la esposa estéril de Elkana, amenazó con pasar por el proceso de Sotah si sus oraciones por un hijo no eran respondidas. (De hecho, sus oraciones fueron concedidas y su hijo se convirtió en el famoso profeta Samuel). ¿Por qué el rabino Yishmael no se preocupó por la objeción de Rabí Akiva?

Rav Kook explicó que el ritual para las presuntas adúlteras era tan degradante y aterrador que ninguna mujer se sometería voluntariamente a él, ni siquiera una mujer estéril desesperada por tener hijos.

El anhelo excepcional de Ana

Ana, sin embargo, era un caso especial. Esta asombrosa mujer previó que su hijo estaba destinado a la grandeza espiritual. El anhelo profundo por tener un hijo iba mucho más allá del deseo natural de una mujer estéril de tener hijos. Estaba motivada por aspiraciones espirituales más grandes que sus propias necesidades y deseos personales. Ella estaba dispuesta a demostrar activamente que su anhelo por un hijo superaba el deseo normal de una mujer estéril. Así, estaba lista para pasar por la terrible experiencia de la ceremonia de Sotah. Y por mérito de su extraordinario anhelo, sus oraciones fueron respondidas milagrosamente.

Sólo en este caso único fue insuficiente la disuasión natural de la prueba de la Sotah.

NOTAS

[1] El agua del lavabo del Templo se mezclaba con la tierra de los terrenos del Templo. Luego se empapó una raíz amarga en el agua. El texto de la maldición se escribió en pergamino y la tinta se disolvió en el aguas.